Cumplidos seis meses de lo que el 24 de febrero denominó “Operación militar especial” sobre Ucrania, el presidente ruso, Vladímir Putin, ha ordenado este jueves que su ejército sea reforzado con más de 130.000 nuevos militares y que se asigne “el presupuesto que sea necesario” para ampliar su maquinaria de guerra.
El decreto entrará en vigor el 1 de enero de 2023, y establece que el personal total de las Fuerzas Armadas rusas, incluido el no combatiente, se elevará hasta 2,03 millones de personas. Sin embargo, los refuerzos llegarán por el lado de aquellos que empuñan las armas: el Ministerio de Defensa deberá alistar más de 130.000 nuevos combatientes y sumar en total una fuerza teórica de 1.150.628 militares, en torno a un 13% más que el límite fijado hasta ahora.
El decreto de Putin no explica los motivos para adoptar esta medida. Hasta ahora, el ejército ruso había sido reforzado en Ucrania con el reclutamiento de voluntarios a través de empresas de seguridad privadas y con la movilización forzosa de varones en los territorios controlados, especialmente en las provincias de Donetsk y Lugansk, en la región oriental ucrania de Donbás. Estos combatientes, sin embargo, no han sido reconocidos de momento como parte de las Fuerzas Armadas rusas.